¿Qué significa echar de menos?
Esto quiere decir que falla algo en tu vida. Que algo que antes tenías, ahora
desearías volver a disfrutar. Todo parece ir bien, es verano, casi hueles la
sal del mar, pero todo se desvanece como arena en mano. Casi poder hacer
océanos de lágrimas en cada despertar. Giras el cuello, y ya no está. Lo que un
día fue algo normal, hoy te da la ostia de tu vida. Abofeteado por la ley de
vida.
Sobreviven los más fuertes dicen,
pero en la mayoría de las veces son los menos débiles los que deciden marcharse
prematuramente. ¿Y que nos queda? Un maldito recuerdo incapaz de llenar un
hueco interminablemente hondo. Fotografías que te marcan el paso vivido,
objetos que ocasionan daño pese a ser exánimes. Incongruencias pensativas nacen
en tu mente, cavilas de todo y nada te lleva a buen puerto. Las explicaciones
no tienen cabida en este momento, por mucho que busques.
Una huida sin avisar, no
estábamos preparados para esta situación, y ahora nos vemos envueltos en un
episodio nuevo y tremendamente doloroso. Reconstrucción de la realidad y
deconstrucción de un modelo de vida ya asentado que difícilmente podrá ser
cambiado. ¿Cuándo se supone que llega la hora? Eso nadie lo sabe ni pretende
saberlo, solo ocurre, y sucede cuando menos te lo esperas. Seguramente ni te
enteres, y esa persona tampoco, pero pasa, y lo seguirá haciendo. Sobrevivir es
más duro de lo que en un principio creía.
¿¡Qué hay que hacer en estos
casos!? Soy novato en esto y pretendo no seguir cosechando experiencia en estas
artes oscuras. Llegan los remordimientos, tu cabeza se llena de tanta mierda
que se colapsa y apenas sufres migrañas. No oigo su voz, ni veo aquella sonrisa
permanentemente curvada en su rostro como diciendo: “Aquí estaré yo siempre
para ver como creces”. Disminuyen, si aún es posible, todo tipo de creencia
espiritual. No confío en nada y todo contribuye desfavorablemente a querer
pensar en esa persona que cogió el tren sin número.
Rareza es lo que siento ahora,
observo todo cambiado a mi alrededor. Una envoltura en un aura de melancolía y
nostalgia de cosas tan nimias como una humilde comida. Tras esta ya no ingestión
matutina, la siesta se ha hecho eterna y no hay despertar posible. Un plato
menos en la mesa, una risa ausente en la sala, un vago recuerdo es la mierda
que nos queda para desayunar.
No alzaste nunca la voz, gritar
no estaba en tu vocabulario, solo usabas las palabras como caricias verbales
para los malos momentos, el silencio era tu traje en los momentos que peor lo
pasabas. No quisiste ser la protagonista en tu vida, ni siquiera te dignaste a
participar con un papel secundario. Espectadora de lo que los demás te
mostrábamos.
Se cumplen los días, siguen
transcurriendo, pero tú no pasarás de largo nunca. No se muy bien describir cómo me siento,
percibo un ambiente extraño sobrevolando por donde paso, eso sí, algo que no
pensé que notaría jamás.
Los anhelos joden, pero en su día
curaron tristezas que más tarde echarás de menos. Y hoy he vuelto a recordarlo
todo…